¿Notas que tu sartén ya no rinde como antes y no sabes muy bien qué ha pasado? Puede que el problema no esté en lo que cocinas, sino en cómo la cuidas. Y es que cada material, ya sea hierro, aluminio, acero o cerámica, tiene sus propias reglas para durar más y rendir mejor. Por ello, en este artículo te contamos cómo mantener tus sartenes según su composición.
Tipos de sartenes y su mantenimiento
Sartenes de acero pulido
Las sartenes de acero pulido son las más tradicionales y auténticas que puedes encontrar. Están fabricadas en acero laminado en frío, que es básicamente hierro tradicional sin ningún tipo de recubrimiento.
Este material es perfecto para cocinar a fuego fuerte y conseguir esos dorados perfectos que tanto nos gustan. Asimismo, son completamente naturales y no contienen ningún químico tóxico como PTFE o PFOA, por ende, son una opción muy saludable para cocinar.
Características de las sartenes de acero pulido
El acero pulido, también conocido como acero al carbono, es una aleación compuesta por hierro y carbono creada para optimizar las características físicas y químicas del hierro. Una de sus grandes ventajas es que distribuye el calor de manera uniforme. Esto permite que los alimentos se cocinen de forma pareja y adquieran un dorado homogéneo.
Además, estas sartenes son increíblemente duraderas, dado que al no tener recubrimiento antiadherente no se van desgastando con el tiempo. También, puedes usarlas tanto en la cocina como en el horno, siendo muy versátiles para todo tipo de preparaciones culinarias.
Cómo mantener las sartenes de acero pulido
El mantenimiento de las sartenes de acero pulido requiere atención constante, pero no es complicado una vez que le coges el truco. Por tanto, después de cada uso, es fundamental limpiar y secar bien la sartén, y posteriormente pasarle un papel de cocina untado en aceite para evitar la oxidación.
Es clave recordar que no deben meterse en el lavavajillas, porque se oxidarían con facilidad. Y para conservarlas en buen estado, lo ideal es guardarlas en un sitio fresco y seco, preferiblemente dentro de una bolsa de plástico. Cuanto más lejos estén de la humedad, mayor será su durabilidad.
Consejos para limpiar sartenes de acero pulido
Ahora bien, para limpiar una sartén de acero pulido hay algunos trucos específicos que debes conocer. El primero y más esencial, nunca uses lavavajillas, detergentes agresivos o cualquier producto de limpieza comercial, debido a que el acero rechaza los ácidos y esto puede provocar oxidación. En su lugar, utiliza una esponja y detergente líquido suaves.
Para las manchas difíciles, puedes hacer una pasta con bicarbonato de sodio y agua, aplicarla sobre las manchas y dejarla actuar unos minutos antes de frotar suavemente. En caso de que tenga restos de proteínas persistentes, seca bien la sartén, ponla a fuego lento, añade media taza de sal y utiliza una toalla de papel para emplear la sal como abrasivo suave.
Sartenes esmaltadas
Características de las sartenes esmaltadas
Las sartenes esmaltadas, por su lado, se caracterizan por ser duraderas, soportar altas temperaturas y resultar muy fáciles de limpiar. Gracias a su recubrimiento de esmalte, ofrecen una superficie antiadherente de excelente calidad que facilita tanto la cocción de los alimentos como la limpieza posterior.
Del mismo modo, reparten el calor de forma uniforme, lo que garantiza una cocción homogénea en toda la sartén. Desde el punto de vista higiénico, su superficie lisa impide que se acumulen residuos o bacterias. No obstante, hay que manipularlas con cuidado, ya que cualquier impacto puede dañar el esmalte.
¿Cómo limpiar sartenes esmaltadas?
Limpiar sartenes esmaltadas es mucho más sencillo que las de acero pulido, pero también tiene sus particularidades. Lo más importante es que nunca las metas en el lavavajillas, debido a que el esmalte se volverá opaco y pueden aparecer arañazos.
Después de usarla, añade una capa de agua caliente con un par de gotas de detergente, asegurándote de que la diferencia de temperatura entre la sartén y el agua no sea demasiado elevada. Espera quince minutos y retira los restos de comida, luego friega con un cepillo suave. Para las manchas más persistentes, puedes usar vinagre o zumo de limón con un poco de agua caliente y dejar en remojo un rato.
Consejos para limpiar sartenes esmaltadas
Para mantener tus sartenes esmaltadas en óptimo estado, hay algunos consejos específicos que debes seguir. Para empezar, nunca uses detergentes agresivos ni esponjas metálicas, puesto que ambos pueden dañar la capa de esmalte. Y como bien se sabe, las sartenes esmaltadas tienden a mellarse y mancharse, por lo que necesitan una mayor atención.
Y para una limpieza óptima, frota agua caliente y bicarbonato sobre la superficie con una esponja suave. Si aparecen manchas marrones persistentes que no puedes eliminar, un gran chorro de vinagre o zumo de limón con agua caliente dejado en remojo durante un rato resolverá el problema en la mayoría de los casos.
Consejos generales para mantener tus sartenes
¿Cómo limpiar las sartenes adecuadamente?
La limpieza adecuada de las sartenes comienza con algunos pasos básicos que debes seguir siempre. Primero, raspa el exceso de aceite de la sartén con una espátula o papel de cocina. Nunca lo hagas con estropajos, porque acaban rayando la superficie.
Después, retira los trozos de comida que se hayan quemado con un cepillo de platos de mango largo. A continuación, toma una esponja suave con detergente para platos y frota el interior y exterior siguiendo movimientos circulares.
Finalmente, enjuaga bien el jabón restante y seca con una toalla limpia y absorbente. Este proceso básico funciona para la mayoría de tipos de sartenes con pequeñas variaciones según el material.
Evitar cambios bruscos de temperatura
Los cambios bruscos de temperatura son uno de los principales enemigos de cualquier sartén, sin importar su material. Así que, como ocurre con la mayoría de las sartenes de buena calidad, primeramente hay que dejar que se enfríe antes de ponerla debajo del grifo. Luego, el agua caliente puede estar muy caliente, pero no es nada comparado con el calor al que acaba de estar expuesta tu sartén.
Secar las sartenes inmediatamente después de lavarlas
Este es un paso que nunca hay que saltarse, sobre todo con las sartenes de acero pulido, donde dejar que se sequen al aire puede provocar su oxidación rápidamente. Así que, además de esto, se recomienda secar bien la sartén después de limpiarla para prevenir la aparición de manchas de agua y otros productos.
Errores comunes en el cuidado de las sartenes
Usar utensilios metálicos que dañan el recubrimiento
Uno de los errores más destructivos que puedes cometer es usar utensilios metálicos en sartenes que no están diseñadas para ello, ni siquiera para las de acero pulido. Es mucho mejor emplear utensilios de madera, silicona o plástico resistente al calor, que protegerán la superficie de tu sartén y te garantizarán una vida útil mucho mayor.
Guardar las sartenes apiladas sin protección
Este es otro de los grandes enemigos de la durabilidad de las sartenes. Muchas personas tienden a apilarlas unas encima de otras sin ningún tipo de protección, lo que puede causar rayones, abolladuras o daños en los recubrimientos.
Por eso, lo más recomendable es proteger las sartenes con fieltros o paños suaves para evitar que se rayen o golpeen con otros utensilios de cocina. Si tienes espacio limitado y necesitas apilarlas, al menos coloca una toalla o paño suave entre cada sartén para crear una barrera protectora que evite el contacto directo entre las superficies.
Dejar que los alimentos se peguen antes de limpiarlos
Por último, procrastinar la limpieza es probablemente uno de los errores más costosos que puedes cometer con tus sartenes. Dejar que los restos de comida se endurezcan y se peguen hace que la limpieza posterior sea mucho más difícil y agresiva para la superficie de la sartén.
Así que, aquí la regla de oro es: cuanto antes limpies, más fácil será y menos daño causarás a tu sartén. Un enjuague rápido con agua caliente justo después de cocinar puede ahorrarte mucho trabajo y prolongar significativamente la vida de tus utensilios.
En definitiva, mantener tus sartenes en buen estado no es tan complicado como parece. Conociendo bien el material y aplicando unos cuidados básicos, puedes alargar su vida útil y evitar reemplazos innecesarios.
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